
Me he encontrado con una lectura muy hermosa del libro "El Derecho de ser Joven" del padre Zezinho, un libro de aquellos que a una le regalan cuando es adolescente, la cual el día de hoy me gustaría compartir con ustedes, tomándome la atribución de no transcribir, sino parafrasear, mediatizada por mis esquemas conceptuales actuales.....El capítulo se titula:
EL DERECHO DE SER FELIZ
""Tengo el derecho de ser feliz". La gente generalmente utiliza este argumento cuando ve contrariados sus objetivos. Y tiene razón, en cierta medida. Todos tenemos el derecho de ser felices; pero nadie tiene el derecho de ser feliz solo, o a costa de los demás. Si para ser feliz, debo hacer infeliz a otro o lo debo perjudicar, entonces mi felicidad no es justa. Y no siendo justa, no es felicidad, ni a de durar."
Hay personas que quieren ser felices y saben serlo, otras que quieren serlo, pero no saben cómo ... por eso son infelices. Hay individuos que se niegan a ser infelices, aunque sus detractores así lo quieran, pues estos buscan ser infelices a cualquier precio en su capricho de agredir, crear problemas y ver el lado negativo de las cosas.
Hay un gran misterio en torno a la felicidad, pues no ha podido ser esquematizada, ni producida en serie y distribuida cómo mercadería al por mayor con una etiqueta de made in China. Simplemente se da en ciertas personas en particular y no necesariamente en las más religiosas o altruistas, ni en aquellos o aquellas jóvenes que viven el día a día sin límites, promulgando la libertad a los cuatro vientos, tampoco en aquellos que alcanzan grandes sitiales pues raramente al alcanzarlos se les genera un profundo vacío interior.
Comentando tales situaciones reflexionábamos entre colegas, del por qué diariamente se suman a las filas de la infelicidad cientos de sujetos que tratan como zombies de sujetar nuestros pies y arrastrarnos a su fosas particulares de profunda infelicidad, peleándose cada uno por conseguir más asociados y, talvez divagando, llegamos a la conclusión de que la escala de valores de cada individuo podría ser el problema.
Actualmente los valores no son vistos cómo importantes y quién no los posee ridiculiza los del vecino... Los padres y madres ya no ven la necesidad de dar su tiempo para acrecentar los valores de sus hijos o hijas, ese tiempo lo ocupan en seguir trabajando, permitiendo que sus vástagos se embriaguen en violentos vídeo juegos. En las escuelas se suspendió la materia de valores y todas aquellas relacionadas con esta porque se las necesitaba para estudiar ingles, francés o alemán, de las que sí se imparten más de 5 horas a la semana, pues para los empresarios en educación son muy necesarias para formar el armazón de las máquinas de producción que están construyendo.
Y luego se generan día a día millones de jovencitos y jovencitas que sin ser buscan ser, en un no ser igual al otro, que ofertan los extranjeros (en medios impresos o virtuales) o insertándose en las sonadas culturas urbanas que también se implantan como
moda juvenil. La comunicación ha sido canjeada con el chat (del cual no soy contraria), pero donde se distorsiona la gramática, semántica y ortografía y son comunes frases cómo super miwitoo nunk kmbies / ia sabs no te meTas kn eiaa k eia sta crazy... y los estados de ánimo no se expresan con la mirada, sino simplemente con un :p / ; ) / :(

Ahora bien, si poseemos la experiencia de que ciertos comportamientos causan infidelidad, ¿por qué no modificarlos, por lo menos parcialmente, y darnos la oportunidad de ser felices? Pues la verdad sobre la felicidad es muy simple, por eso las personas simples la encuentran y las complicadas no. Indica el padre Zezinho en su texto que "la felicidad tiene origen y dirección, viene de Dios y va hacia Él" pero entre ida y venida pasa por nosotros, los seres humanos y es ahí cuando esos pequeños sujetos, sin límites, que no respetan a otros, que buscan dañar o perjudicar a otro, que gustan de etiquetar a las personas felices con calificativos despectivos, que odian, que envidian, que desean conseguir las cosas fácil, sin importarles pisotear a otros, que exigen que los demás se dobleguen a sus caprichos, que critican, que ven el pero en cada situación y sobre todo aquellos que dicen ser infelices por culpa de otros, nunca serán felices.
La
felicidad es simple y sencilla, se logra cada día a medida que aceptemos que aumentará la nuestra cuando aumente la de los demás, la de nuestros padres o madres, la de nuestros hijos e hijas, la de nuestro cónyuge, la de nuestros estudiantes; es increíble y misterioso, cuanto más luchemos por aumentar la felicidad de quien está a nuestro lado aumentará la nuestra en doble medida. Solo somo víctimas si deseamos serlo, pues aún después de un daño muy grande podemos continuar con nuestras vidas, dando y enseñando a dar, generando una espiral que puede iniciar en ti y crecer sin mediadas.
